Akira Toriyama nació el 5 de abril de 1955 en la perfectura Aichi, muy cerca de Nagoya, en plena costa oeste de Japón, desde donde se dice que se puede contemplar una de las más hermosas líneas del horizonte al atardecer. Poco se sabe de su vida privada, ya que sólo en contadísimas ocasiones ha ofrecido alguna entrevista: afirma tener pánico a las cámaras de televisión, pues le asusta la idea de estar hablando para millones de personas que le contemplan desde sus casas. Por eso se inventa excusas cada vez que lo invitan a un programa de televisión. Mide 1'73m de estatura, calza un 39 y pesa 63 kilos. Está casado con Yoshimi Toriyama, con quién comparte felizmente dos hijos, un chico y una chica.
Tiene una hermana menor con la que en su adolesencia se llevaba como el perro y el gato; actualmente ella tiene un hijo al que él adora. Se considera aficionado a los videojuegos, a los bolos y a las maquetas (compra cientos de ellas pensando que en el futuro, cuando no tenga nada interesante que hacer, se pueda dedicar a ellas). También le gustan las reproducciones de armas, los coches y, especialmente, las motos. De todos los clásicos del cine japonés, su monstruo favorito es Godzilla y su mito cinematográfico La guerra de las Galaxias (Star Wars, 1977) de George Lucas. Le gusta ver documentales sobre animales, ya que adora la naturaleza (algo que deja patente en su obra) y su animal favorito es el perro. Nunca come calabazas y su plato preferido es el cerdo empanado acompañado de una Coca-Cola. Además le gusta vestir de azul, su color preferido. Unas de sus "perversiones" es coleccionar autógrafos de mangakas famosos, dice tener un buen número de ellos, sacados de importantes conveniones a las que alguna vez ha ido. Él que se lo puede permitir... Su vocación como dibujante le viene desde la infáncia. Admiraba a Walt Disney y a Osamu Tezuka, al que consideraba un dios por ser el creador de Astro Boy, que fue el mayor mito manga para Toriyama (y para muchos de los japoneses), convirtiéndose ésta en una de las obras que más le motivaban a la hora de ponerse a dibujar. Siempre fue un alumno modelo, llegando incluso a ser delegado de clase, algo que, en Japón, tiene un gran mérito y es de gran relevancia social. Sus padres siempre quisieron que fuese médico, dada su condición de estudiante sobresaliente y su excelente capacidad para aprender cosas, que nunca lograron convencerlo. Tras superar con soltura su paso por el colegio y el instituto, en 1974 se matriculó en la Escuela Superior de la Prefectura Industrial, concretamente en la especialidad de Diseño Publicitario, algo que de alguna forma estaba ligado íntimamente a la creación y a la invención de dibujos. Terminados los estiudios sin ningún tipo de problema, fue contratado por una empresa de publicidad de Nagoya, donde aplicaría los conocimientos adquiridos en la escuela. En ella se dedicó principalmente a diseñar carteles y propaganda. Era un trabajo interesante, sin demasiadas dificultades y relacionado directamente con la materia que él había estudiado, pero siempre le supo a poco... Así que trabajó durante tres años en los que la cotidianeidad de su actividad laboral acabó aburriéndole; de hecho, tal era su desgana que la mayoría de veces llegaba tarde al trabajo, por lo que la relación con sus jfes llegó a convertirse en algo desagradable. Al mismo tiempo que el aburrimiento generado por su trabajo crecía imparable, dedicaba más y más goras al dibuji, diseñando personajes y pequeños guiones de cómic en los que desarrollaba el tipo de historias a las que posteriormente se dedicaría. Finalmentre, fue su afición al dibujo durante estos años la que le inyectó el valor suficiente para dimitir de su trabajo; no obstante, Toriyama ha afirmado que, de todos modos, hubieran terminado despidiéndole dado el grado de tensión acumulada entre él y sus superiores. De este modo dio carpetazo a sus tres años como diseñador de carteles y decidió intentar hacerse un hueco en la indústria del manga. Para afrontar este reto contaba con sus dos mejores armas, su talento como dibujante y como guionista. Pero su única experiencia en este campo se limitaba a sus mangas de elaboración casera, sólo compartidos con amigos y compañeros de estudios que siempre le animaron, convencidos todos de su gran potencial. Llegó entonces uno de los momentos duros en la vida de cualquier artista: salir a la calle con sus trabajos y bocetos bajo el brazo y dedicarse a llamar puerta por puerta a los distintos editores. Sin dejarse desanimar por las respuestas negativas que permanentemente recibía, trató también de abrirse paso en el difícil y competitivo mundillo del manga a través de los concursos, en los que no siempre obtuvo el resultado esperado.Por aquel entonces había dibujado su primera historia corta, titulada Awawa World y también se le ocurrió dibujar una parodia de La guerra de las galaxias en versión manga títulada Mysterious Rain Jack; ésta última llamó especialmente la atención de un editor y ello encaminó sus pasos posteriores. Tras una dura temporada en la que se esforzó al máximo por profesionaliar su "hobby", vio recompensados sus esfuerzos y sacrificios: en 1978 la revista semanal Shonen Jump de la editorial Shueisha (revista en la que Akira Toriyama acabaría publicando la totalidad de sus futuras creaciones), decidió dar una oportunidad al joven artista publicando entre sus páginas una historia corta escrita y dibujada por él, Wonder Island, comenzando así una largísima y prolífica trayectoria profesional como mangaka. Tras la buena acogida de Wonder Island, Toriyama realizó un ciclo de historias cortas que fueron publicadas en los números especiales de la famosa revista semanal. Estas pequeñas historias muestran el hacer de un Toriyama sin presiones, natural, espontáneo, que aún estaba lejos de imaginar ni de lejos la revolución que desatarían sus posteriores creaciones. Pola & Roid fue el primer manga con el que ganó un premio del público al artista del año en 1981, compitiendo contra otros nueve dibujantes. El premio del concurso incluía un viaje a Suiza, siendo ésta la primera ocasión que tuvo Toriyama de visitar el viejo continente. En estos tempranos y breves guiones humorísticos tan frecuentados de Toriyama, encontramos todo tipo de situaciones surrealistas llenas de personajes extravagantes y entornos tan inhóspitos como inverosímiles. Además, el diseño de muchas de las criaturas creadas en este momento sería reciclado más tarde en obras de mayor envergadura. En ellas tienen lugar historias de todo tipo: detectives, samuráis, artes marciales... pero todas, de una forma u otra, comparten la misma esencia en su recreación: localizaciones inexistentes en el mundo real y atemporales que recogen un variado y extenso conjunto de personajes muy peculiares. En sus vidas, el elemento más cotidiano es el humor, que podemos percibir desde cualquier viñeta; suelen convivir humanos y animales en igualdad de condiciones, infinidad de guiños a clásicos del cine, actores y personajes conocidos. Incluso creó una caricatura suya que aparece de vez en cuando en forma de lugareño dedicado a pedir autógrafos. Toriyama dotó de un estilo distintivo a todo su trabajo. Él dibujaba, escribía y seguía dibujando, mezclava ideas, creaba situaciones caóticas y, como si de un cóctel se tratase, servía todo bien mezcladito en forma de manga, creando una formula que hizo que todo su trabajo destacara sobre el resto e impactando satisfactoriamente en el público. La increíble imaginación desplegada en la creación de esas historias cortas, consagraron el autor como a uno de los guionistas de manga humorístico más aclamados. Su trabajo inyectó una bocanada de aire fresco al estilo de manga al que estaba acostumbrado el aficionado habitual. Y por eso, sin darse cuenta y casi de la noche a la mañana, Toriyama se encontró con que empezaba a construir un trono que llevaba su nombre. Pero no sería hasta el momento en que Akira Toriyama decidiera serializar una historia larga en manga, cuando por fin el autor alcanzara la verdadera fama y un puesto de altura entre los autores consagrados. Esa serie se título Doctor Slump y vino a convertirse en su primer gran éxito. La historia se estrenaba en enero de 1980 entre las páginas de Shonen Jump, como no, y un año después se inauguraba en el canal Fuji TV su adaptación al anime. La popularidad de esta obra alcanzó costas sobresalientes y reafirmó para sí un hueco inamovible entre una gran masa de seguidores. Por su parte, la serie de televisión, producida por la conocida Toei Animation, alcanó la friolera de 243 episodios, para los cuales hubo que crear muchas más tramas que las desarrolladas en el manga. Afortunadamente, tras el cierre del manga de Doctor Slump, Toriyama decidió crear una segunda serie larga, Dragon Ball; si aquella lo entrnizó, con ésta alcanzaría el cielo. En noviembre de 1997 y tras un descanso de dos años y medio, Toriyama reapareció brevemente con un manga titulado ¡Cowa!, una serie humorística orientada a los lectores más jóvenes y construida a base de gags ambientados en un mundo donde los monstruos y los humanos coexisten. Posteriormente, en julio de 1998, dio a conocer los largos capítulos de Kajika, una serie fuertemente influenciada por su anterior trabajo, Dragon Ball. Con frecuencia se dice de Akira Toriyama que es el sucesor de Osamu Tezuka (Astro Boy, Kimba el León Blanco, etc.) al que se considera como el que popularizó del manga en Japón y el artista más representativo en este campo. Su trabajo se cotiza de forma excepcional y se le considera uno de los autores más prolíficos de todo Japón. Su trayectoria profesional abarca diferentes campos, tales como el de los videojuegos, para el que ha colaborado diseñando personajes para títulos como Dragon Quest. Toriyama continúa disfrutando de un gran éxito: Dr. Slump lleva vendidas 28.110.000 copias y ha generado unos 243 episodios catalogados como número uno en Japón; pero el fenómeno Dragon Ball lo supera más aún, pues ha vendido 109.300.000 copias desde julio de 1995.